lunes, 15 de agosto de 2016

PRESENTACION DEL PROYECTO DE ITINERARIO CULTURAL DE LA SIERRA DE GUADARRAMA



La Calzada Romana XXIV de Antonino como eje vertebrador de la Sierra de Guadarrama. Crisis del modelo de crecimiento y necesidad de estrategias alternativas de desarrollo sostenible


En la Sierra de Guadarrama, el modelo desarrollista de actividad inmobiliaria sin límites ha  fracasado sin que se haya generado todavía un modelo alternativo sostenible. Hay coincidencia en muchos sectores en que hay que sustituir ese monocultivo del ladrillo buscando una diversificación y un modelo más respetuoso con los valores del territorio y la identidad y la calidad de vida de nuestros pueblos.

            La sierra se ha convertido en un territorio desorientado respecto a su futuro. Se exploran iniciativas puntuales, demasiadas veces sin el adecuado soporte financiero y de viabilidad, los Ayuntamientos enfrentan el reto de un saneamiento de las cuentas municipales y en paralelo abordar la necesidad de generar alternativas de reactivación económica para sus vecinos. Pero faltan estrategias, análisis de fondo y conocimientos de los recursos propios. Existe compromiso y voluntad de servicio, pero se carece de recursos económicos, experiencia e instrumentos  de análisis y gestión.


            El Observatorio Ciudadano para la Conservación del Patrimonio viene proponiendo los Catálogos de Patrimonio de Bienes y Espacios Protegidos como un Instrumento de identificación de los recursos propios, un primer diagnóstico que permita ir elaborando planes específicos de puesta en valor.

            La elaboración de los Catálogos de Patrimonio de Bienes y espacios Protegidos, viene obligada por la Ley de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid del año 2013. Sin embargo son pocos los municipios que han elaborado o actualizado sus catálogos, y casi exclusivamente con vistas a los PGOU. Los Catálogos no están siendo valorados como un instrumento de análisis de los recursos endógenos y posibles desarrollos, lo que limita drásticamente su utilidad como medio de gestión, como herramienta para elaborar estrategias de desarrollo sostenible.

            Otro problema añadido es que no existen unos criterios homogéneos a la hora de su elaboración que quedan al criterio del técnico que haya recibido el encargo. No existe una metodología homogénea con lo que es frecuente que no se incluyan aspectos como el patrimonio inmaterial, el paisaje, los viejos caminos históricos y las vías pecuarias, el patrimonio natural o incluso los espacios protegidos. En demasiadas ocasiones se limita a la inclusión de unos planos genéricos que no permiten a nivel local ninguna protección efectiva. El trabajo se limita a pretender un compendio de los elementos patrimoniales, casi un inventario de una parte del patrimonio existente. El documento es utilizado para el PGOU y termina durmiendo en los archivos municipales.

            Sin embargo los Catálogos pueden ser una excepcional oportunidad de disponer de un diagnostico de los recursos patrimoniales locales, para proceder a su análisis y selección e incorporación a unos Planes Directores que se apoyen en su puesta en valor con el conjunto de los demás recursos locales. El futuro es multidireccional pero en los pueblos serranos el patrimonio es un recurso importante a utilizar y hay que especializarse en su aprovechamiento.

            Sin embargo a nadie se le oculta que a nivel local es difícil articular eficazmente estrategias integradas. Los problemas comunes se deben abordar de forma conjunta y por tanto es preciso articular estrategias comarcales que generen sinergias y permitan accesos a fórmulas de financiación que se escapan a cada municipio individualmente.

            La alternativa a la actual parálisis es apostar por una reactivación económica que ponga en valor los importantes recursos naturales, culturales, etnográficos y humanos que tiene la sierra madrileña, con la imprescindible implicación de la propia población.

            Es urgente elaborar nuevos modelos de consolidación y calidad de vida de los pueblos serranos. Conservar y reactivar su actividad económica, recuperar actividades tradicionales combinadas con nuevas tecnologías. Hay que identificar, seleccionar y poner en valor los recursos locales, con especial énfasis en el patrimonio como seña de identidad fundamental y principal recurso a desarrollar.

            Si en cualquier entorno es importante el concepto de sostenibilidad como garantía de continuidad y conservación, en la sierra de Guadarrama  adquiere una trascendencia decisiva. La riqueza de recursos y su fragilidad -en parte provocada por la cercanía de la metrópoli- obligan a una gestión prudente y profesionalizada que tenga muy presente los objetivos a largo plazo. Uno debe ser la sostenibilidad pero otro la calidad de vida de la población, que esta disponga de los recursos necesarios para mantener su vinculación con el territorio.


El Observatorio para la Conservación del Patrimonio de la Sierra de Guadarrama

            En el año 2013 se creó el Observatorio Ciudadano para la Conservación del Patrimonio de la Sierra de Guadarrama. El Observatorio hoy ya está formado por 38 asociaciones culturales serranas. Se han ido incorporando a título individual, investigadores, profesionales, profesores  universitarios, junto a vecinos sensibilizados y representantes de los pueblos de la Sierra de Guadarrama. El objetivo compartido es la defensa y recuperación del patrimonio a través de proyectos que, a partir de la iniciativa ciudadana, impliquen a las diferentes administraciones para lograr una recuperación y puesta en valor del riquísimo bagaje material e inmaterial existente en los pueblos serranos.

            La implicación de las asociaciones miembros del Observatorio, los convenios de colaboración con diversos Ayuntamientos y los convenios firmados con las universidades públicas madrileñas son garantía de realismo vinculado al territorio y a las necesidades concretas de la población, reconociendo a la ciudadanía el protagonismo que le corresponde.

            Los convenios de colaboración con la UAM y la UPM significan la incorporación del mundo de la universidad a la realidad cotidiana de la sierra, una alianza en la que cada uno aporta su faceta de conocimiento, lo que permite la elaboración de identificaciones y diagnósticos que sirvan de base sólida para establecer estrategias comarcales y generales, al servicio de los pueblos serranos, diversificando y de alguna forma especializando al territorio.

            Un elemento esencial para lograr ese objetivo es el potenciar a nivel municipal las REDES DE COOPERACION MUNICIPALES entre los diferentes municipios con independencia de la orientación ideológica de cada equipo municipal. Dinamizar las economías locales, combatir el paro, sobre todo el juvenil, generar nuevas actividades económicas que canalicen la inquietud de muchos emprendedores locales, son objetivos compartidos. El papel de la Federación Madrileña de Municipios resultara fundamental para conseguir esa red de cooperación entre los pueblos de la sierra.


El Patrimonio como motor de desarrollo local sostenible

            Habitualmente se ha venido considerando al patrimonio como un concepto cultural sin contenido económico salvo los costes de su mantenimiento. Pese a las, cada vez más extendidas, experiencias exitosas de gestión rentable del patrimonio, tanto a nivel internacional como nacional, la inversión en patrimonio se sigue considerando por algunos sectores como un gasto improductivo. La realidad es que la cultura también es economía. El patrimonio también es un recurso. Frágil e insustituible pero que adecuadamente puesto en valor cumple una función social de difusión del conocimiento (calidad de vida de la población) y otra económica en la medida que se ha demostrado la rentabilidad económica de la inversión,  si se hace con rigor.

            El Departamento  de Economía Aplicada de la Universidad  Complutense, dirigido por los profesores Juan Alonso Hierro y Juan Martín Fernández,  llevan años analizando la viabilidad de la inversión en patrimonio, comparando los gastos en patrimonio histórico (GPH) con los ingresos del turismo cultural (ITC), tanto a nivel macroeconómico  como microeconómico, demostrando la rentabilidad económica en ambos  escenarios.

            En España desde el 2000 al 2008 la tasa media de crecimiento anual del turismo cultural fue del 13,3%, muy superior a la media de la economía Española (7,1%). En solo cuatro años, 2004/2008, se ha duplicado el PIB asociado al patrimonio cultural.
 “Con una inversión de entre 1.200 y 2.500 m/€ se ha generado en España un turismo cultural que aporta 50.000 millones de retorno”.

                                      Alfonso Muñoz. Director del Instituto del Patrimonio               
                                      Histórico Español. (Ministerio de Cultura).








            La economía de la cultura se basa en la concepción de la preservación del patrimonio como estrategia de impulso de un desarrollo económico sostenible. La sostenibilidad es un criterio básico e ineludible. El segundo criterio es la puesta en valor mediante una explotación equilibrada y prudente con objetivos a largo plazo.

            La inversión en España es muy escasa y la gestión francamente mejorable. Se sigue concibiendo el patrimonio como un elemento casi museístico, dirigido y monopolizado por “doctores” especializados en historia cultural, pero sin espacio para los economistas de la cultura, ni para los expertos en desarrollo turístico sostenible, que aportarían la puesta en valor de ese patrimonio y su gestión rentable, respetando su sostenibilidad.

            “Como bien saben muchas localidades, la sola existencia de monumentos, yacimientos, hitos paisajísticos, etc., no suponen por si mismos ningún beneficio económico automático para el municipio. Hace falta una gestión de puesta en valor, con un rigor profesional y una visión amplia y a largo plazo en la que la innovación juega un papel determinante”. (Informe COTEC, 2014).

            La economía de la cultura se configura definitivamente como una palanca de nuevos recursos para la recuperación de la economía local, la generación de empleo y el bienestar de la población, especialmente de las zonas con mayor riqueza patrimonial y más castigada por la crisis como son los pueblos de la sierra de Guadarrama.


La calzada XXIV de Antonino como Itinerario Cultural. Características y Potencialidades

            La Carta de Itinerarios Culturales de ICOMOS ((International Council on Monuments and Sities) elaborada por su Comité Científico Internacional de Itinerarios Culturales, define los itinerarios culturales como una “nueva categoría patrimonial, que no se solapa con las tradicionales, sino que las enmarca en un sistema conjunto que realza su significado e interrelaciona a través de una perspectiva científica que proporciona una visión más completa de la historia”.

            Un itinerario no es solo una vía histórica de comunicación, sino un singular fenómeno histórico. Es el caso de las calzadas romanas como creación de un proyecto de la voluntad humana. A su vez han servido de escenario para un largo e ininterrumpido intercambio cultural que han protagonizado durante siglos, romanos, hispanos,  visigodos, musulmanes y cristianos hasta el día de hoy.

            El Itinerario de Antonino o de Antonino Augusto Caracalla es la más importante recopilación de rutas del Imperio romano. Redactado en el siglo III se conservan copias del siglo IV, en la época de Diocleciano. Describe las principales calzadas romanas que, por su importancia, constaban en el Registro del Pretor. El Itinerario enumera un total de 372 calzadas que atravesaban todo el imperio. De ellas 34 pertenecen a la península ibérica.

            Una de las calzadas del Itinerario de Antonino es la calzada XXIV que comunicaba Emerita Augusta (Mérida) con Ceasar Augusta (Zaragoza). Al llegar a nuestra zona atravesaba el piedemonte y la sierra de Guadarrama, pasando por el puerto de la Fuenfría, uniendo Toledo con Segovia, en dirección SE-NO, recorriendo numerosos municipios del pie de sierra y la propia Sierra de Guadarrama como Boadilla, Villanueva de la Cañada, Villanueva del Pardillo, Colmenarejo, Galapagar, los Escóriales, Alpedrete, Guadarrama, Collado Mediano, Los Molinos y Cercedilla. De la calzada partían diversos diverticulum y calzadas secundarias que terminaban de articular todo el territorio.

            El interés de la Vía XXIV es que ha vertebrado durante siglos las comunicaciones y los intercambios humanos y económicos entre las dos mesetas atravesando el piedemonte y los pueblos serranos. Es una infraestructura utilizada para el transporte de mercancías, comercio, vigilancia militar y transporte de personas.

            Como eje vertebrador sirve de referencia para conocer y reconocer todo el entorno natural, cultural y paisajístico de los pueblos que atraviesa y desde ellos el resto de la sierra. Sirve de base y articula todo el entramado de comunicaciones históricas de la Sierra de Guadarrama.

            Su puesta en valor supone, además de la propia de la calzada, la de los recursos naturales y espacios protegidos de la sierra, el riquísimo patrimonio histórico/cultural aportado por las sucesivas culturas, el patrimonio geográfico y paisajístico o el patrimonio etnográfico de toda su zona de influencia.

            El Objetivo es ofrecer a un mercado inquieto culturalmente, a los especialistas, a los estudiantes, a muchos madrileños y visitantes un producto cultural diferente, basado en recursos locales, que sea moderno, sostenible y rentable social y económicamente. La referencia obligada es el Camino de Santiago, en su faceta cultural, donde el objetivo no es solo que la gente utilice la calzada sino que conozca, disfrute y valore el medio natural y cultural que jalona el itinerario cultural.

Un modelo de desarrollo sostenible exitoso requiere el compromiso de muchos agentes sociales, desde los municipios, verdaderos líderes del proceso y la Federación Madrileña de Municipios  hasta la Administración autonómica, los sindicatos y asociaciones empresariales,  partidos políticos y universidades. En lograr su compromiso y apoyo estamos trabajando.


Estrategia de financiación

            Un proyecto de la envergadura del propuesto requiere una planificación cuidadosa y una importante financiación. Ya se ha señalado la necesidad de abordarlo desde una perspectiva cuando menos comarcal, a medio plazo y con criterios muy rigurosos profesionalmente.

            Las dimensiones de la recuperación y puesta en valor del Itinerario cultural de la calzada XXIV, supera con mucho las posibilidades financieras de los municipios implicados. Por eso se opta por buscar un sistema mixto de financiación a través de los proyectos europeos de Interreg y especialmente del Programa de Cooperación Territorial del Espacio del Sudoeste Europeo (SUDOE).

            A través de este programa se aspira a financiar el 75% de la inversión necesaria. El restante 25%, que debe ser inversión local, se propone cubrirlo con una dotación presupuestaria de la Administración Autonómica, en su mayor parte, a través de un Fondo para Proyectos Europeos que se pretende someter a la Asamblea de Madrid para su inclusión en los presupuestos de la Comunidad. Para ello se han abierto ya conversaciones con los diferentes partidos representados en la Asamblea, confiando en alcanzar los imprescindibles resultados de comprensión y compromiso.

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